DOMINICANOS EN EL CIELO

El arcángel Gabriel va a ver a San Pedro y le dice:

GABRIEL: Tengo que hablar contigo. Hay Dominicanos aquí que están causando muchos problemas...

SAN PEDRO: A ver, empiézame a contar-- dice San Pedro.

GABRIEL: Mira, se subieron en la reja de la entrada y se están meciendo sobre ella como si fuera un columpio; mi trompeta ha desaparecido misteriosamente, aunque a cada rato la oigo sonar en la lejanía con un ritmo pegajoso, pero demasiado alborotado.

Además, tienen las túnicas salpicadas de arroz con habichuela y café con leche; han subido a sus perros en las carrozas celestiales y los alimentan con salami; se han quitado las aureolas y andan con gorras de peloteros o sombreros de pajilla.

No quieren barrer las escaleras del cielo y se ponen a bailar con las escobas; el suelo de la cocina está lleno de semillas de china, salpicaduras de frito y cascara de mango. Y, como si fuera poco, están organizando peleas de gallos en las nubes y andan volando por ahí con una sola ala y diciendo: "Me la comí, tigre, si muevo el ala rápidamente vuelo como un colibrí, vaya, soy un caballo Ah, y los que puse a cantar en el coro se la pasan gritando "¡Pero con coco...!" y repiten un estribillo raro: "Alegría, eh eh, alegría ".

Tras oír pacientemente al ángel, San Pedro contestó:

SAN PEDRO: Los Dominicanos son Dominicanos, Gabriel, y eso no se puede remediar. El cielo es el hogar de todos, con sus defectos y virtudes.

Pero si quieres enterarte de lo que son problemas graves, llama al diablo y verás una realidad muy distinta.

Gabriel va hasta el teléfono y llama al diablo.

SATANAS: Oigo-- contesta Satanás.

GABRIEL: Hola, soy yo Gabriel, es que quería...

SATANAS: Coño, espérate un minuto, man -- interrumpe el diablo y tira el teléfono. 

Al cabo de unos segundos regresa. 

SATANAS: "Bueno, aquí estoy de nuevo, ¿qué puedo hacer por ti?--

GABRIEL: ¿Estás teniendo algún problema con los Dominicanos que recibiste en el infierno?-- indaga Gabriel.

SATANAS: Anda pa’ mi, espérate un minuto, ahora mismo te contesto, pero tengo que chequear algo-- dice Satanás y sale corriendo.

SATANAS: Perdona la demora, Gabriel. ¿Qué fue lo que me preguntaste?-- pregunta el diablo cinco minutos después.

GABRIEL: Que si estás teniendo problemas con los Dominicanos que llegaron al infierno?-- repite Gabriel.

SATANAS: Pero, ¿Cómo e la vaina caballero?-- grita el diablo exasperado--. Espera, enseguida estoy contigo. Satanás suelta el teléfono y regresa a los 15 minutos jadeando.

SATANAS: Oye Gabriel, perdona, pero no te puedo atender ahora. Imagínate que estos malditicos dominicanos han apagado el fuego del infierno y están tratando de instalar un aire acondicionado!